Header AD

Daniel Solano: el desaparecido que ignoran los medios

Golondrinas: En nuestro país, cada año, golondrinas invisibles viajan en todas direcciones para participar de las distintas actividades rurales. Son trabajadores muy humildes que participan de la zafra, de la cosecha y de la recolección. Van y vienen de los calientes ingenios azucareros o los de la fruta (que se afincan en latitudes más frías), dejando todo atrás, para regresar unos meses después con algo en los bolsillos que apenas deja para tirar el resto del año. 

  Se calcula que alrededor de medio millón de personas, va y viene en todas direcciones, de las cuales el 80 % lo hace en “negro” (La izquierda Diario 14/02/2014). 

  El gremio que debería defenderlas, la UATRE, hasta hace apenas unos meses conducido por el amigo de Macri y recientemente finado “Momo” Venegas, no sólo hace la vista gorda a esta realidad, sino que también es cómplice y partícipe, (recordemos los últimos escándalos alrededor de la herencia de la enorme fortuna lograda por el mencionado dirigente), de las condiciones infrahumanas en las que los trabajadores realizan sus tareas, el hacinamiento al que son sometidos y la explotación infantil que se lleva a cabo con total impunidad en los campos del patrón.



  Los empresarios nacionales y extranjeros: La zona del Alto Valle, que se encuentra en el extremo norte de la provincia de Rio Negro, en el límite con La Pampa y Neuquén, es un gran valle templado y fértil, apto para el cultivo de frutas como la manzana o la pera. Muchas de esas manzanas apenas quedan en el mercado interno y son producidas para la exportación por su gran calidad. A estas latitudes llegó para afincarse la empresa de origen belga Expofrut, que es dueña y señora de Choele Choel, donde tiene su residencia. Como parte de su desempeño empresarial, terceriza sus funciones en empresas locales como la cordobesa Agrocosecha, que se encarga del reclutamiento y traslado de la fuerza de trabajo que luego va a recolectar a los ingenios. La empresa cordobesa busca sus golondrinas en las zonas más postergadas del país donde los brazos abundan y las necesidades más urgentes también. Las provincias del norte son una constante fábrica de mano de obra rural. La mayoría de los ingenios azucareros están allí, y hay toda una tradición alrededor de la zafra. 

Daniel Solano: Cuando en 2011 la empresa Agrocosecha llegó a la ciudad de Tartagal, en pleno chaco salteño, Daniel estaba de novio con María Luisa y atajaba para el Depotivo Guaraní, que competía en el ya extinto Torneo Argentino C. Nacido el día 2 de Noviembre de 1984, en el seno de una comunidad guaraní de la zona, la por entonces “Década ganada” que el anterior gobierno pregonaba para los argentinos, no había tocado su puerta. Por eso, cuando la empresa pidió sus servicios, se embarcó en un viaje de más de 2000 kilómetros con la promesa de juntar el dinero suficiente que le permitiera progresar en las duras condiciones de adversidad que en su zona de origen sufría. El acuerdo alcanzado con Agrocosecha estipulaba el pago de 200 pesos diarios. A cambio, Daniel iba a someterse a las penurias de la explotación y el hacinamiento en las “gamelas” (galpones destinados a los peones), de los ingenios de la zona. 

La estafa: Luego de haber trabajado durante 20 días, Daniel recibió su primer pago: apenas 870 pesos. Algo muy lejano a lo acordado con la empresa. Una verdadera estafa que la empresa le estaba propinando a cada trabajador por un monto de 3130 pesos. Lejos de resignarse, rápidamente Daniel comenzó a organizar a sus compañeros para reclamar lo que les estaban robando. Esa fue su sentencia.

Golondrina ausente: Aquel 4 de Noviembre, por la noche, Daniel iba a quedarse en la “gamela”, pero como había cumplido años recientemente, sus compañeros lo convencieron de ir a un boliche de la zona. A las tres de la mañana, un grupo de policías sin ningún tipo de argumento, ni justificación alguna, ingresó a las puertas del lugar y se llevó a Daniel con total impunidad. A partir de entonces nunca más se lo volvió a ver.

La impunidad: Desde aquella noche, la impunidad y ocultamiento han sido moneda corriente. Desde la primera jueza, Marisa Bosco, hasta el juez que tomó luego el caso, Julio Martínez Vivot, pasando por el gobernador ex aliado kirchnerista, Alberto Weretilneck y el inefable Miguel Ángel Pichetto. Todos al servicio de los intereses de la empresa madre y su tercerizada, cuyos dueños se presume son los autores ideológicos de la desaparición de Daniel. Más irritante aún, es saber que como premio a su labor explotadora y opresiva el gobierno de Macri, le acaba de dar el cargo de embajador de Estados Unidos, al director de Expofrut, Fernando de Oris Roa. Al igual que en el caso de Santiago Maldonado, se manipuló el hecho y se mintió alevosamente, con historias que hablaban de que a Daniel se lo había visto en Neuquén, o de que andaba por el país. Por una extraña normativa provincial, los siete policías implicados en el hecho, aún hoy siguen trabajando con total normalidad pese a estar imputados. En el jagüel, donde según la reconstrucción de los hechos, habrían arrojado a Daniel, se tiraron toneladas de basura (hasta una vaca hay allí), y los jueces se negaron a realizar las pericias procedentes argumentando falsamente, la posibilidad de derrumbe e inestabilidad del terreno.



Memoria, verdad y justicia: Desde finales de 2011, Gualberto Solano, el papá de Daniel acampa sin descanso, frente a las puertas del juzgado local. La ciudad de Choele Choel habla a través de sus paredes, que se han llenado de stencils y proclamas pidiendo justicia.
Luego de años de lucha contra el silencio, la causa fue elevada a juicio, y el debate comenzará el 15 de febrero de 2018, según palabras de Leandro Aparicio, el abogado de la familia (La Izquierda Diario, 05/11/2017). 

  El caso de Daniel, es el de millones de explotados y silenciados por un modelo que los reduce a la más abyecta servidumbre y marginalidad. Es también el caso de cientos de luchadores anónimos, que son asesinados y desaparecidos, resistiendo a los desalojos llevados a cabo por los pooles de siembra sojeros, a la contaminación y destrucción de la  minería a cielo abierto, o a la superexplotación rural. Por eso, debemos denunciar las atrocidades que desde hace décadas vienen ocurriendo con el silencio cómplice de funcionarios y medios hegemónicos. Sacarlas a la luz. Acercar la verdad de una grieta, que como en el caso de Daniel, muestra una vez más que es, fue y será, entre explotadores y explotados.
Daniel Solano: el desaparecido que ignoran los medios Daniel Solano: el desaparecido que ignoran los medios Reviewed by AZULADO on 11/18/2017 12:31:00 p.m. Rating: 5

Post AD