Cuando cae todo menos la lluvia de inversiones
El gobierno nacional promete inversiones y pide optimismo. Pero las estadísticas nos muestran una economía en contracción, la caída del poder adquisitivo y el enriquecimiento de los que más tienen. En el horizonte, tras las elecciones, asoma una nueva profundización del ajuste.
Hace más de un año que nos repiten lo mismo: “Argentina nunca estuvo más lista que hoy para recibir inversiones”. Sin embargo, éstas en gran medida no se concretan y las que hay son ínfimas. Además, funcionan como parches que no modifican los problemas estructurales. Esta burbuja de alegre optimismo publicitada de cara a las elecciones esconde un contexto de ajuste: aumento del desempleo, de la deuda pública y de la inflación, flexibilización laboral y descenso de los salarios. En contraste, el modelo agroexportador y extractivista se enriquece cada vez más, exento de impuestos.
El modelo, profundo
Según la ecuación simplista del Gobierno, con el ingreso de inversiones lograremos solucionar los problemas económicos. Pero en ningún momento cuestiona el modelo productor de materias primas que genera estas crisis cíclicas. Por el contrario, lo refuerza. Desde que asumió, el PRO aumentó los beneficios al sector agroexportador: devaluó un 34 % la moneda y quitó la mayoría de las retenciones a la exportación, lo que en 2016 significó $ 60.000 millones menos (es decir, 900 mil jubilaciones mínimas de ese año). En paralelo, la importación de manufacturas a precios bajos destruyó la escasa industria nacional, cuya producción, según el INDEC, cae cada mes.
Para mantener esta estructura productiva desequilibrada, que genera una balanza de pagos deficitaria porque las materias primas que exportamos son muy baratas en comparación a las manufacturas que importamos, el Gobierno hace un llamado desesperado a los inversionistas extranjeros y recorta en los sectores sociales vulnerables, sin tocar ni un peso de las ganancias de los empresarios. El anuncio de que nos llueven inversiones queda totalmente desestimado ante la realidad: en 12 meses la inversión extranjera directa cayó casi un 50% (INDEC).
Lo que el PRO no oculta es lo que ofrece a cambio de esas inversiones: la promesa de generación de empleo “genuino” se trata en realidad de un proceso de disciplinamiento a los trabajadores, a través de topes a las paritarias, despidos masivos, flexibilización en los salarios y caída del salario real. Está claro que en un contexto de precarias condiciones de empleo, los trabajadores tendremos menos chances de negociar. La otra opción es salir a las calles, donde nos espera el protocolo antipiquetes y las reformas penales para criminalizar la protesta social.
En 2016, la inflación que Macri prometió que sería del 25%, en realidad fue superior al 40% (IPC Congreso) mientras que los salarios en blanco sólo crecieron un 33%. En las paritarias de este año los gremios buscarán recuperar ese 7% del sueldo perdido, más la inflación de este año, que el INDEC ya anunció que superará el 17% que estima el PRO. Sin embargo, el Gobierno pone un tope a la negociación salarial del 20%.
De lo que va de 2017, la inflación se mantuvo relativamente baja (8% - IPC Congreso) gracias a la caída del consumo. Es decir, la línea ortodoxa del Gobierno para bajar la inflación se basa en destruir la capacidad de compra de la clase trabajadora para que la demanda no dispare el aumento de precios. Pero aún con la economía ampliamente estancada, el proceso inflacionario no responde a las medidas neoliberales del PRO.
Con una economía en contracción, sin inversiones extranjeras y con balanza de pagos deficitaria, la crisis del PRO la paga un solo sector. Durante 2016, los precios crecieron un 41%, el poder adquisitivo cayó un 6% y el salario básico sólo creció un 3,8% y se perdieron 3 puntos de la participación de los trabajadores en el ingreso nacional (CIFRA).
Los que no tienen pérdidas son los vencedores del modelo: el agro aumentó su ganancia en un 83,9%, la intermediación financiera en un 60%, y la minería un 59% (CIFRA). Pero la verdadera fiesta empezaría después de octubre, con una casi segura nueva devaluación del peso, un aumento de tarifas y una reforma del Estado que buscará recortar más “significativamente” el gasto público. “Hasta las elecciones no se toca nada para evitar ruidos", aseguraron del Gobierno.
Mientras tanto, los “Capitanes de la Industria” (los empresarios más importantes de ese sector) reunidos en la Tercera Cumbre Financiera Argentina indicaron que las inversiones llegarán cuando se baje la inflación, se achique el déficit fiscal y se reduzcan los costos laborales. Entonces, cuando caigan esas inversiones, será porque todo lo demás ya esté definitivamente en ruinas.
Cuando cae todo menos la lluvia de inversiones
Reviewed by AZULADO
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5/28/2017 11:43:00 a.m.
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