Política, militancia y mujeres

Parece mentira que tengamos que estar escribiendo en esta revista sobre las mujeres y el cupo femenino para acceder a cargos políticos. Podríamos decir que las cosas continúan como en el siglo pasado.
Muchos trabajos han abordado el tema de la mujer en la política, tanto en organizaciones revolucionarias como en aquellas del status quo. El tiempo ha demostrado avances pero no tantos como los esperados.
El primer cupo femenino se estableció en nuestro país en el año 1991, en pleno neoliberalismo. Fuimos pioneros, junto a Costa Rica. Unos avanzados. La idea originaria era establecer que aquello que no surgía espontáneamente, porque caía de maduro que somos iguales y tenemos los mismos derechos, lo forzáramos a través de una ley. Un avance muy importante para la sociedad mundial podríamos decir. Al menos 1 de los 4 cargos que figuran primeros en la lista debe ser una mujer. Y así sucesivamente.
A 25 años de aquellos sucesos, hoy estamos discutiendo nuevamente la participación de las mujeres en la política. Claro, no es de extrañar, nos siguen matando, desapareciendo, secuestrando y explotando, ¿política?
Plantear nuevamente el cupo para alcanzar el 50% demuestra que a pesar de la ley no se han modificado las conductas, enraizadas en las cosas más cotidianas de nuestra sociedad.
Todo el mundo puso el grito en el cielo cuando quisieron separar a las mujeres de los hombres en el tren, pero el vagón rosa no está muy lejos del cupo femenino, es asumir un fracaso permanente de una sociedad patriarcal y machista que no brinda las mismas oportunidades a las mujeres, en ninguno de los planos.
El planteo sobre la participación de las mujeres quizás requiere una mirada más amplia. ¿Cuántas chicas sindicalistas conocen? Pongamos como ejemplo el sindicado docente. La mayoría de las personas representadas son mujeres maestras. Pagan su cuota sindical como todos. En cambio, en las cúpulas de esos sindicatos, o mejor dicho, la figura pública, que se sienta en las mesas a negociar el salario es un hombre.

Otro dato importante es que aquellas mujeres que alcanzaron espacios públicos se han comportado como verdaderas mujeres patriarcales. Desde declarar guerras hasta oponerse al aborto, las mandatarias no dieron grandes pasos en la lucha por la igualdad y la libertad en el mundo.
Porque la dominación, la verdadera dominación es la que tenemos adentro, la que reproducimos todos los días, la que es más difícil de visualizar. La que las mujeres llevan adelante creyendo ser “hombres”, es decir, llegando a ser opresoras.
Necesitamos que mujeres socialistas, mujeres con conciencia de igualdad, justicia, amor, respeto a la naturaleza, a los derechos de niñas y niños, con capacidad para discutir los medios de producción, la acumulación del capital, el pago de la deuda externa ilícita lleguen a lugares estratégicos para la lucha.
Y creemos que las organización de izquierda no necesitamos el cupo, pero la sociedad insiste muchas veces en votar hombres. Legalizar de cara al conjunto de la población que las mujeres pueden gobernar es una tarea fundamental. Si es por intermedio de una ley, bienvenido sea.
Quizás el tema es que, como el mundo nos plantea, estamos destinadas a parir. Y sea hora, compañera, de pujar por los lugares en la política.
Política, militancia y mujeres
Reviewed by AZULADO
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10/07/2016 05:41:00 p.m.
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