Democracia en tiempos de cuarentena
El covid 19 está generando una crisis: sanitaria, económica y social. Tal vez no lo notamos aún, pero la pandemia nos cambia la vida. Capaz por unos días o semanas. Pero nos cambia.
Nos hace ver cosas que estaban y que no notábamos. La urgencia de tener un techo, un hogar donde resguardarnos y protegernos. La importancia de un trabajo digno donde nos cuiden, nos den seguridad y nos reconozcan a les trabajadorxs como lo que somos: les que mueven la economía del capitalismo.
Tener obra social o no tener pasó a ser una variable clave. Ni pagando grandes cantidades por mes tenemos cubiertos los tratamientos necesarios. Imaginate si no tenés la suerte de poder pagarlo. El sistema de salud público no da abasto y está caído a pedazos hace años.
También vemos algo que para algunes es invisible: todo el laburo doméstico que implica bancar una casa. La comida hecha, la limpieza y el orden no son cosas que aparecen de la nada en nuestro hogar. Hay mujeres que las sostienen y ya es tiempo de que dejen de ser las únicas que lo hacen. Compartir las tareas es el paso elemental para tratarnos como iguales y no hacer lo mismo que nos pasa en el trabajo: que algunes hagamos todo el esfuerzo por otres a cambio de nada y nulo reconocimiento.
Nos encontramos en un escenario en el cual es necesario que nos agarremos fuerte de ciertos pilares. Pilares concretos, que responden a necesidades básicas.
Cuando esos sostenes no están, ¿qué hacemos?
¿Qué pasa si no tengo casa donde hacer el aislamiento?
¿Qué pasa si el hospital está colapsado?
¿Qué pasa si para atender a mis pacientes no tengo ni guantes ni alcohol?
¿Qué pasa si en mi trabajo en negro no me dejan irme a casa a cuidarme?
¿Qué pasa si la escuela está cerrada pero todavía tengo hambre?
Las crisis son dramáticas, ni hace falta decirlo. Nos demuestran los aspectos más deshumanizantes de nuestra democracia. Pero también nuestra capacidad de crear y actuar. De ver y elegir cambiar. Vimos que una pandemia, que venía de azotar al primer mundo, llegaba a Argentina y decidimos cuidarnos, tomar la distancia necesaria, protegernos entre todes. Humanizarnos. Así que analizamos y actuamos cambiando nuestra vida.
También vimos cosas de nuestra democracia capitalista que fallan, que nos abandonan a la suerte del mercado: si mi jefe tiene ganas me hace trabajar o si no quedaron guantes en un hospital no me pueden atender.
Si pensamos en la democracia que queremos, tenemos que pensar en nuestro rol como parte del colectivo que llamamos sociedad. Hay diferentes formas de participar. Puede ser con un voto cada dos años y delegando las decisiones en los tres poderes. Pero también puede ser participando más activamente.
Esa misma inquietud, la de pensar y luchar por una sociedad mejor es la que alentó a las generaciones los '60 y '70. Trabajadores y trabajadoras, militantes políticos, artistas y académicos ya veían en esa época lo que este sistema social de explotación traía como consecuencia. La pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades y la alegría para unos pocos son males que venimos arrastrando hace mucho. Sin embargo, aquelles compañeres tuvieron la certeza de que todo eso se podía transformar. Y nosotres no olvidamos.
Esos sueños de libertad siguen en pie. No hay dictadura, no hay régimen de terror, campaña de desinformación o análisis meritocráticos que nos impidan ver la realidad en la que vivimos. Que nos anule esta necesidad imperiosa de crear una nueva realidad. Que no tape la esperanza.
Hoy, más de 40 años después, existen elementos para mejorar la democracia: ampliar la representación ciudadana, abrir las ejecuciones de presupuesto a debates sociales, implementar plebiscitos, prestar atención a las estadísticas, sin olvidar que esos números involucran humanos. Estos recursos están y los podemos recrear, cambiar, dar vuelta, de un lado y de otro.
Pero ese mundo por crear no depende de simples mecanismos democráticos. Depende de nosotres: les creadores de todo.
Los acontecimientos nos invitan a participar, formar parte activamente de la creación de esta sociedad nueva, de una organización inclusiva donde la vida sea un camino de crecimiento y libertad. Y donde nos tratemos tal como lo que somos: humanos. La fuerza está, y eso es todo lo que necesitamos. También la experiencia de luchas pasadas.
Ahora sólo queda actuar para cambiar lo que debe ser cambiado.
Democracia en tiempos de cuarentena
Reviewed by AZULADO
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3/23/2020 09:04:00 a.m.
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