Escuela pública: siempre con les pibes

En el conurbano bonaerense la curva de contagios asciende cada día. En el municipio donde trabajo como maestra también. Hay un informe diario que circula en la web con indicadores de nuevos contagios y fallecimientos. 

Nosotras, los y las docentes, además de reinventarnos en nuestra profesión, debemos acudir al reparto de bolsones de alimentos que cada 10 días se entregan a las familias de cada niño y niña que concurre a la escuela. 

El día y la hora de entrega es informado mediante el grupo de wathsapp de la escuela. Al no haber fechas fijas, se dispone de nuestro servicio en cualquier horario de lunes a sábado. En muchas oportunidades y por diferentes motivos el proveedor de los alimentos  llega tarde y se nos arman colas enormes en la puerta de las escuelas. Naturalmente muchas personas aprovechan para conversar, olvidan por un momento que estamos en una situación especial. Es obvio, todos estamos hartos de estar encerrados. 

También esos días me veo a mi y veo a mis compañeros armando los bolsones, con sus barbijos puestos pero el distanciamiento inapropiado. 600 bolsones, 600 familias (o más, o menos) que necesitan de la escuela.

 Con la entrega de los bolsones también coordinamos el de las tareas, porque aunque haya familias que tengan acceso a la conectividad no cuentan con una compu en sus hogares y el celular es un tedio para poder leer textos. 

Ahí está una vez más la escuela pública, no solo cumpliendo con su rol educativo desde nuestras casas, por la pantalla o por papel, sino también con su rol de comedor. Porque no es de ahora, no es por la pandemia, es de siempre que la escuela abre sus puertas para que todos coman, y después si, podamos aprender.

Después de esas jornadas a veces extensas, llegamos a casa, con nuestrxs hijos y familias. Preocupadas, preocupados, cumplimos el protocolo de limpieza porque no queremos contagiarloxs. Pero también volvemos un poco más tranquilxs, de poder ver a nuestrxs alumnes, encontrarnos con ellos y ellas, que también forman parte de nuestra familia, que son también nuestro día a día. 

Una vez más hoy pudimos alcanzarle algo de comida, y de paso, aprender juntos un poco más.

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