Cambalache
El día después de mañana
El pasado lunes 25 de junio, no fue cualquier día. Después de
más de un año de contemplación pasiva, la CGT llevó a cabo, sin movilización,
su segundo paro nacional al gobierno de Macri. El nivel de adhesión a la medida fue de tal magnitud que
sólo bastaba con ver las calles vacías en las febriles horas matutinas, para
advertir que todo estaba paralizado. Un paisaje de día feriado se desplegaba
por todos los centros urbanos del país: calles vacías, muchos negocios cerrados;
ni un solo colectivo. Apenas algún que otro auto pasando cada tanto. Mucho,
muchísimo silencio.
Sólo los sectores más activos dentro de la clase obrera,
dirigidos por juntas internas clasistas, y acompañados por partidos de
izquierda, decidieron movilizar, y asegurarse, a través de distintos piquetes
desplegados en puntos neurálgicos, de que a nadie se le ocurriera cruzar el
charco para ir a cumplir con el patrón. No obstante, el silencio fue tan grande
que apenas hizo mella en los oídos de un gobierno sordo, que ninguneó todo el
tiempo la medida. Probablemente otro hubiese sido el resultado, si todos esos
laburantes que se quedaron en sus casas, se hubiesen juntado para gritarles
bien fuerte a esos oídos necios, sus justas demandas.
Después del agua, más agua
Al día siguiente, el gobierno nacional, decidió continuar su
rumbo como si nada hubiera pasado. Más temprano que tarde, no demoró en darle
rienda suelta a su afán ajustador, y rápidamente se puso a diseñar telegramas
de despido. Esta vez fue el turno de Télam, donde 354 trabajadrxs se quedaron
en la calle de la noche a la mañana.
Tampoco tuvieron reparos gobernadores
peronistas, como Mariano Arcioni de Chubut, quien decidió “resolver” el
conflicto docente de su provincia con palos, balas y represión, luego de más de
cien días de conflicto producto de un año sin aumento salarial. Solo CTERA, y
por ende los gremios docentes provinciales, dieron respuesta a la situación,
convocando a un paro el pasado martes 2 de julio, en rechazo a los hechos ocurridos
en Chubut, con movilización al obelisco. Mientras tanto, la CGT, quien,
naturalmente, ante semejante respuesta del gobierno debería considerar
profundizar la medida del 25 de junio con un paro mayor y más contundente, aún
mira para el costado.
El programa del FMI parece abrirse paso sin reparos. A los
palos, de ser necesario. La violencia policial tiene su correlato, en
expresiones de dirigentes, que sin vergüenza vociferan su pensamiento sin
filtro. Su máxima expositora, Elisa Carrió, salió a proponer, como solución a
la crisis, que la clase media mantenga el hábito de la propina, o dar changas,
para ayudar a los que no tienen nada. Luego, profundizó su análisis en el
congreso, cambiando “changas” por “coimas”, lo que resultó oprobioso, hasta
para más de unx de sus seguidorxs.Algunos dicen que, cierta vez, María Antonieta, reina de la Francia que
luego haría la revolución en 1789, contestó
al reclamo por pan del hambriento pueblo francés, con la frase: “si no tienen
para pan, que coman pasteles”. Tres años después, de decir eso, termino bajó el
filo de la guillotina.
Dale nomás, dale que va
Mientras tanto, el descalabro económico continúa sin freno.
El dólar bate nuevos récords, semana tras semana, llegando el viernes 29 de
Junio a casi $30. Basta con apenas dejarlo “libre” unos días, para que llegue a niveles, que solo una fuerte
intervención del banco central, puede equilibrar. Contradiciendo, así, toda la
doctrina económica, defendida por el gobierno y el FMI, que sugiere la “autoregulación” de los mercados. La tasa de las
lebacs, ya trepó a un 61%, que linda con el ridículo. Los precios de los
combustibles se disparan permanentemente, y hacen aumentar los precios de todos
los productos en general. La deriva es total y alarmante. Solo los salarios son
controlados, férreamente, por el gobierno, cuyos aumentos siguen muy por debajo
de la inflación.
Seamos realistas, hagamos lo imposible
Lejos de llevarnos por el flujo de los acontecimientos, lxs
trabajadorxs, los sectores populares en general, debemos pensar una alternativa
propia, a semejante descalabro. Debemos intervenir, en cada lugar, en cada
espacio, para construir una unidad, desde abajo, y para los de abajo, que
termine con el cambalache, de un modelo y un sistema que hacen agua por todos
lados, y cuyas principales víctimas somos nosotrxs mismxs. Hoy más que nunca
debemos hacer lo que parece imposible de hacer.
Cambalache
Reviewed by AZULADO
on
7/05/2018 06:47:00 p.m.
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