Tocando fondo: dolarazo, ajuste y lucha
Más oscuridad al final del túnel
Si bien, en lo que lleva de gestión, el gobierno de Cambiemos nunca pudo arrogarse el éxito en sus metas económicas, puede aseverarse que el segundo semestre de 2017 (coincidente con las elecciones de medio término), parecía traer cierto aire fresco a una administración que desde sus comienzos no hizo más que tropezar, una y otra vez, contra una realidad que contradecía, implacable, sus aspiraciones. Los números que arrojó el INDEC, el pasado marzo, mostraron un leve repunte del empleo para la segunda mitad de 2017 (principalmente, a través de la incorporación de miles de trabajadores informales bajo la modalidad del monotributo), a la par de una modesta caída de la pobreza, que a más de uno lo hizo llevar a declarar el nacimiento de los primeros brotes verdes, en una economía que empezaba, al fin, a recuperarse.
¡Había luz al final del túnel, después de todo!
Fue en ese clima de exagerada euforia, que se delinearon las metas para el presente año, que al día de hoy resultan cuánto menos graciosas, si no implicaran en su trazado, todo un tendal de miseria y hambre para millones de personas.
Estoy tocando Fondo
La repentina suba en la tasa de interés que llevó a cabo la administración Trump, en Estados Unidos, el pasado Abril, generó una corrida cambiaria a escala global que tuvo un impacto leve, en prácticamente todas las economías del mundo. Sólo en Argentina, este hecho supuso el inicio del descalabro de todo el modelo económico. En pocos meses el dólar pasó de los $19 a los más de $28, en los que está ubicado hoy en día. Los precios se dispararon a la par, pulverizando así las metas inflacionarias del 15%, que el gobierno había propuesto en su presupuesto anual, con proyecciones que hablan de una inflación del 30% para fin de año. Al mismo tiempo, la fuga de capitales constante generada por el pedaleo permanente de la “bicicleta” financiera de las Lebacs, se agravó enormemente ante la amenaza del retiro de los fondos de inversión que las poseen. Sólo una tasa monstruosa al 40% pudo frenar semejante estampida.
A su vez, los sectores agroexportadores (beneficiados con la quita de retenciones que este gobierno les otorgó al principio de su mandato), no han liquidado aún la totalidad de su stock, hasta no tener un valor del dólar lo suficientemente alto, como para asegurarse ganancias más que extraordinarias. Es en este escenario de desfinanciamiento total del estado, de bancarrota económica, de cierre de fábricas y de empobrecimiento general de los sectores populares, que el gobierno, prosiguió con su política de quita de subsidios a las tarifas de los servicios públicos. Llegando al paroxismo, con el veto presidencial, a la ley que el congreso había promulgado para ponerle un freno. Tampoco permitió el acuerdo de paritarias que superen el 15% de aumento salarial, aun reconociendo que la inflación será casi del doble. El reciente acuerdo celebrado por el gremio de Camioneros del 25%, pareciera ser la excepción. Sin embargo, todavía no fue homologado por el Ministerio de trabajo.
Como solución a semejante descalabro económico, el gobierno finalmente, decidió concretar un acuerdo por 50.000 millones de dólares con el FMI. Como contrapartida, este organismo, ya comenzó a exigirle, lo que siempre exigió en estos casos: reducción del gasto público; privatización de servicios públicos (el FGS de la Anses, por ejemplo, podrá ser utilizado para fines que no sean pagar los beneficios de la seguridad social, poniéndole fin a la sustentabilidad del sistema a largo plazo); reducción del personal del estado, lo que se traduce en miles de despidos; liberación total del mercado, lo que lo deja a merced del interés de la grandes corporaciones; quita de subsidios y aranceles, lo que implica el derrumbe de la industria nacional y por ende la contracción del mercado interno agravando la recesión económica; reforma laboral, que pulverice derechos adquiridos tras más de un siglo de luchas obreras.
Qué la marea verde se convierta en el inicio de un tsunami de todas las luchas
La inesperada sanción en diputados, del proyecto por el aborto, legal, seguro y gratuito, significó una verdadera bocanada de aire fresco para los sectores populares. No sólo por la importancia de la ley en sí, sino porque, también, su consecución fue el resultado de una lucha constante y persistente de miles de compañeras que coparon las calles de manera consecuente en los últimos años. Un ejemplo más, pero actual, de que solo luchando, persistiendo, y organizando desde abajo, se conquistan y defienden los derechos. El reciente llamado a paro nacional para el día 25 de Junio, por la hasta acá tímida y complaciente CGT, es el resultado de la presión social que comienza a sentirse en medio de este brutal ajuste. El emergente de un deseo de lucha, por parte de los sectores populares que, a veces inconsciente, irrumpe con toda su fuerza en determinados momentos claves, como por ejemplo, en los pasados 14 y 18 de diciembre cuando cientos de miles se movilizaron contra la sanción de la reforma previsional. Es fundamental, por lo tanto, acompañar esta y las futuras medidas de fuerza que vengan. Tomarlas como el inicio de una larga resistencia, que nos lleve a derrotar el ajuste que el gobierno y el FMI quieren imponernos. Nos jugamos nuestro futuro en esto.
¡El 25 paremos el país!
Si bien, en lo que lleva de gestión, el gobierno de Cambiemos nunca pudo arrogarse el éxito en sus metas económicas, puede aseverarse que el segundo semestre de 2017 (coincidente con las elecciones de medio término), parecía traer cierto aire fresco a una administración que desde sus comienzos no hizo más que tropezar, una y otra vez, contra una realidad que contradecía, implacable, sus aspiraciones. Los números que arrojó el INDEC, el pasado marzo, mostraron un leve repunte del empleo para la segunda mitad de 2017 (principalmente, a través de la incorporación de miles de trabajadores informales bajo la modalidad del monotributo), a la par de una modesta caída de la pobreza, que a más de uno lo hizo llevar a declarar el nacimiento de los primeros brotes verdes, en una economía que empezaba, al fin, a recuperarse.
¡Había luz al final del túnel, después de todo!
Fue en ese clima de exagerada euforia, que se delinearon las metas para el presente año, que al día de hoy resultan cuánto menos graciosas, si no implicaran en su trazado, todo un tendal de miseria y hambre para millones de personas.
Estoy tocando Fondo
La repentina suba en la tasa de interés que llevó a cabo la administración Trump, en Estados Unidos, el pasado Abril, generó una corrida cambiaria a escala global que tuvo un impacto leve, en prácticamente todas las economías del mundo. Sólo en Argentina, este hecho supuso el inicio del descalabro de todo el modelo económico. En pocos meses el dólar pasó de los $19 a los más de $28, en los que está ubicado hoy en día. Los precios se dispararon a la par, pulverizando así las metas inflacionarias del 15%, que el gobierno había propuesto en su presupuesto anual, con proyecciones que hablan de una inflación del 30% para fin de año. Al mismo tiempo, la fuga de capitales constante generada por el pedaleo permanente de la “bicicleta” financiera de las Lebacs, se agravó enormemente ante la amenaza del retiro de los fondos de inversión que las poseen. Sólo una tasa monstruosa al 40% pudo frenar semejante estampida.
A su vez, los sectores agroexportadores (beneficiados con la quita de retenciones que este gobierno les otorgó al principio de su mandato), no han liquidado aún la totalidad de su stock, hasta no tener un valor del dólar lo suficientemente alto, como para asegurarse ganancias más que extraordinarias. Es en este escenario de desfinanciamiento total del estado, de bancarrota económica, de cierre de fábricas y de empobrecimiento general de los sectores populares, que el gobierno, prosiguió con su política de quita de subsidios a las tarifas de los servicios públicos. Llegando al paroxismo, con el veto presidencial, a la ley que el congreso había promulgado para ponerle un freno. Tampoco permitió el acuerdo de paritarias que superen el 15% de aumento salarial, aun reconociendo que la inflación será casi del doble. El reciente acuerdo celebrado por el gremio de Camioneros del 25%, pareciera ser la excepción. Sin embargo, todavía no fue homologado por el Ministerio de trabajo.
Como solución a semejante descalabro económico, el gobierno finalmente, decidió concretar un acuerdo por 50.000 millones de dólares con el FMI. Como contrapartida, este organismo, ya comenzó a exigirle, lo que siempre exigió en estos casos: reducción del gasto público; privatización de servicios públicos (el FGS de la Anses, por ejemplo, podrá ser utilizado para fines que no sean pagar los beneficios de la seguridad social, poniéndole fin a la sustentabilidad del sistema a largo plazo); reducción del personal del estado, lo que se traduce en miles de despidos; liberación total del mercado, lo que lo deja a merced del interés de la grandes corporaciones; quita de subsidios y aranceles, lo que implica el derrumbe de la industria nacional y por ende la contracción del mercado interno agravando la recesión económica; reforma laboral, que pulverice derechos adquiridos tras más de un siglo de luchas obreras.
Qué la marea verde se convierta en el inicio de un tsunami de todas las luchas
La inesperada sanción en diputados, del proyecto por el aborto, legal, seguro y gratuito, significó una verdadera bocanada de aire fresco para los sectores populares. No sólo por la importancia de la ley en sí, sino porque, también, su consecución fue el resultado de una lucha constante y persistente de miles de compañeras que coparon las calles de manera consecuente en los últimos años. Un ejemplo más, pero actual, de que solo luchando, persistiendo, y organizando desde abajo, se conquistan y defienden los derechos. El reciente llamado a paro nacional para el día 25 de Junio, por la hasta acá tímida y complaciente CGT, es el resultado de la presión social que comienza a sentirse en medio de este brutal ajuste. El emergente de un deseo de lucha, por parte de los sectores populares que, a veces inconsciente, irrumpe con toda su fuerza en determinados momentos claves, como por ejemplo, en los pasados 14 y 18 de diciembre cuando cientos de miles se movilizaron contra la sanción de la reforma previsional. Es fundamental, por lo tanto, acompañar esta y las futuras medidas de fuerza que vengan. Tomarlas como el inicio de una larga resistencia, que nos lleve a derrotar el ajuste que el gobierno y el FMI quieren imponernos. Nos jugamos nuestro futuro en esto.
¡El 25 paremos el país!
Tocando fondo: dolarazo, ajuste y lucha
Reviewed by AZULADO
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6/22/2018 07:46:00 a.m.
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